

Situado una zona residencial y comercial consolidada de Viña del Mar, con 16
hectáreas, la mayor parte de ellas planas, y un frente costero de 705 metros, el terreno
de Las Salinas ofrece una oportunidad urbana extraordinaria. Para aprovechar esta
oportunidad se ha desarrollado un Plan Maestro que apuesta por la creación de ciudad.
La propuesta busca generar intensidad y variedad de usos, proximidad y pertenencia.
Lo anterior con el propósito de generar calidad de vida y valor en el largo plazo. Para
esto se plantea la conformación de un tejido urbano claro, organizado en manzanas que
permitan incorporar usos diversos y al mismo tiempo proveer espacios públicos amplios
y bien delimitados.





A través del proceso del proyecto se ha llegado a la conclusión de que el formato de
urbanización en base a edificios aislados y en altura, si bien puede contar con
argumentos a su favor, como modelo de urbanización presenta deficiencias importantes.
Esto se refleja en la menor calidad y vitalidad del espacio publico, en particular de las calles,
por la deficiente calidad de sus bordes y las limitaciones que impone a la provisión de
usos mixtos. Por último, y en forma relevante, es resistido por los vecinos por la obstrucción
que genera de las vistas al mar.
Considerando lo anterior, se ha planteado la generación de un barrio compuesto por
manzanas semi abiertas. Las manzanas se entienden como un conjunto de
edificaciones de alturas pre-definidas, alineadas respecto a sus vías perimetrales, con
un grado de continuidad que delimite con claridad la calle. Constituyen la unidad base
del tejido urbano. El objetivo es la conformación de unidades morfológicas, distintas de
la sola agregación de unidades independientes en sitios adyacentes.




