Segunda vivienda de montaña, se ubica en la precordillera, comuna de San Esteban, cerca de Los Andes. Emplazada en una posición dominante, aprovecha las vistas tanto de su propio sitio, como las lejanas.
Se buscó una lógica de integración al paisaje cordillerano, la casa se entendió como “una piedra en el cerro”, lo que implica la posibilidad de subir a su cubierta y de que el volumen se deformara en función de vistas, pendientes y tomas de sol. La experiencia interior y exterior incorpora la vivencia de la pendiente, no es una casa de ciudad transplantada al cerro, sino una casa que se “deformo” para adaptarse a su lugar. La materialidad es hormigón visto, y la cubierta se resuelve con palmetas de hormigón vibrado, confiriendo una apariencia monolítica y homogénea en su terminación.
El interior incorpora elementos de madera y sumado a sus proporciones busca generar la idea de refugio en la montaña. Las habitaciones están en la parte alta, para aprovechar el movimiento ascendente del aire más cálido.